Quinta audiencia: Historias de ausencia y de militancia estudiantil

Culminó la quinta audiencia con testigos presenciales y las intervenciones por vía remota del Fiscal General, Maximiliano Hairabedián. Los testimonios del ministro de educación Walter Grahovac, de Diego y Cecilia Soulier y finalmente de Golofredo Lascano Colodredo aportaron datos del contexto vivido durante los secuestros de las víctimas.

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Diego y Cecilia Soulier reconstruyeron el secuestro de su familia y la desaparición de su padre cuando tenían sólo unos pocos años de edad.

La expectativa sobre la quinta audiencia del juicio era grande, ya que había sido requerido como testigo un alto funcionario del gobierno provincial. Este interés llegó a los propios imputados, por lo que al comenzar la audiencia, el Tribunal anuncia que los acusados Arnoldo José López, Miguel Ángel Gómez y Jorge Exequiel Acosta se encuentran conectados por vía remota. También se encuentra presente de manera remota el Fiscal General Dr. Maximiliano Hairabedián.

Facundo Trotta es quien da aviso de la presencia en sala de Walter Grahovac. Actual ministro de educación del Gobierno de la Provincia de Córdoba. El tribunal agradeció su presencia y se aprestó a tomar su declaración.

El abogado querellante Claudio Orosz fue quien inició la ronda de preguntas y le explicó a Grahovac que fue citado a causa de la mención de su nombre por parte de algunos testigos –específicamente, como compañero de colegio de Miguel Ángel ‘Coqui’ Arias–. La pregunta inicial fue si conocía a Arias, Orosz le solicitó describir qué tipo de vínculo mantuvieron. Walter Grahovac asintió y comenzó su testimonio: “Sí, lo conocía a Miguel Ángel, ‘Coqui’ para nosotros”. Asistieron juntos al Instituto Nuestra Señora de Loreto en barrio Los Naranjos, vivían en barrios cercanos (Grahovac en Carola Lorenzini y Arias en Balcarce), “a una pedaleada de encontrarnos”.

Una larga historia de militancia estudiantil

En su relato recordó los inicios del colegio (Instituto Loreto), construido por alumnos, docentes y padres. Fue el origen de la participación y organización estudiantil en delegados por curso que luego decantaría en el centro de estudiantes. El recuerdo del actual ministro sobre la militancia compartida con Arias y con Horacio Sosa (músico y docente, integrante del grupo cordobés Posdata) describe a sus compañeros: “Coqui era un tipo inolvidable. Generoso, bueno, siempre de buen humor. Tocaba muy bien la guitarra y jugaba mucho al fútbol. Todos trabajábamos por la comunidad, con solidaridad”. 

El ministro de educación de Córdoba, Walter Grahovac, declaró en la quinta audiencia del juicio Diedrichs-Herrera.

Destacó también su trabajo comunitario en barrio Las Violetas junto a Coqui y algunos párrocos del colegio que practicaban la Teología de la Liberación. Allí predominaba políticamente el Movimiento Villero Peronista. Desde esa corriente ayudaban a las familias a construir sus casas: “Teníamos una matriz de época, del trabajo colectivo. Hacíamos actividades culturales en el club de Barrio Obrero, a pesar de que cada uno tenía sus ideas y afinidades políticas. Dábamos clases de guitarra, clases de danza, hacíamos cine y organizábamos festivales. Éramos parte de ese grupo de Loreto y de otras escuelas con gran compromiso social. (…) Éramos una generación que quería cambiar el estado de las cosas para una mayor justicia social”, expresó.

«Éramos una generación que quería cambiar el estado de las cosas para una mayor justicia social”

Walter Grahovac, ministro de educación de Córdoba.

En el cierre de su testimonio apuntó a la represión vivida en Córdoba durante la dictadura: El accionar ilegal del Comando Libertadores de América, la violencia paraestatal de la Triple A con personal del ejército y policía de la provincia. En este punto recordó los secuestros de Coqui Arias, de los hermanos Soulier y de los sindicalistas Jornet y Requena: “Si hubiésemos vivido en una Argentina donde el Estado aplicase la ley y no la violencia paraestatal, creo que esta argentina podría ser distinta”, mencionó en relación al accionar violento por parte de los militares. Y finalizó refiriéndose a los juicios por delitos de Lesa Humanidad: “Es un acto de justicia que merecen todas las familias que sufrieron, un acto de sanación para las víctimas y sociedad necesitamos encontrar ese camino de ley”. 

Diego y Cecilia Soulier: reconstrucción de una vida

Luego llegó el turno de la declaración de los hijos de Luis Roberto Soulier y Estela Reyna de Soulier. En primer lugar fue el turno de Diego, el hijo mayor del matrimonio. Cuenta que esperó 44 años para poder contar lo vivido, la reconstrucción de los hechos y de su historia familiar.

Juan Carlos Soulier, Adriana María Ríos y Luis Roberto Soulier.

Relata el contexto previo al secuestro de su familia, cuando él y su hermana vivían junto a sus padres, sus tíos (Juan Carlos Soulier y Adriana Ríos), y su primo Sebastián. Ese pasado familiar tan lejano se ubica en una casa de barrio Alberdi que sus abuelos habían adquirido.

Detalla el trabajo y la militancia de su padre Luis como preceptor y delegado gremial en el Instituto Loreto. También hace mención de los problemas de seguridad que su padre tenía en 1975 y la decisión que adoptó de no asistir a lugares públicos sin compañía. Con el golpe de Estado de 1976, la tensión se recrudece y la persecución a su familia desemboca en reiterados allanamientos. Esta sucesión concluye con el secuestro de su padre, su abuelo, sus tíos y su primo de cinco meses.

Días antes del secuestro de su familia, Walter Grahovac les comentó del secuestro de Miguel Ángel Arias. “Un día nos avisa que habían secuestrado a ‘Coqui’. Esto era un 30 junio. (…) Coqui era alumno de mi papá, venía a tocar la guitarra a casa, era muy allegado”. 

Diego Soulier denunció la extorsión económica que atravesó su familia por parte de los militares y lo que esto ocasionó en sus vidas. También apuntó a que la complicidad de la Iglesia y la del Poder Judicial posibilitaron tantos años de impunidad. “Valoro mucho esta oportunidad (de declarar) y pienso que como sociedad hemos evolucionado”, finalizó. 

El testimonio de Cecilia Susana Soulier –hija menor del matrimonio de Luis–, hizo foco en la estigmatización y el silencio que atravesaron en su infancia. A ello se sumó la ausencia de su padre. “La ausencia… que es lo que yo más vivo en lo personal, del duelo de la pérdida de un padre”. 

“HIJOS me devolvió la sensación de pertenencia social”

Relató su lucha junto a su hermano y su primo en HIJOS (Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio). También contó cómo fueron las primeras acciones en busca de la verdad sobre lo que pasó y el pedido de justicia. “HIJOS me devolvió la sensación de pertenencia social”, destacó Cecilia. 

Al cierre de su declaración, expresó: “Creo que esta es una gran oportunidad para que como sociedad podamos dejar una lección”. 

La militancia en la UES 

El último testimonio corrió por cuenta de Golofredo Lascano Colodredo, quien puntualizó en el secuestro de Claudio Román. El testigo cuenta que con Román asistían a la Escuela Superior de Comercio Manuel Belgrano y militaban en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES). 

En medio de su relato, la querella de la familia de Gustavo Daniel Torres, a cargo de la abogada Adriana Gentile, le preguntó a Lascano si conocía a Torres y si había compartido instancias junto a él. Lascano contestó que sí sabía quién era y que pertenecía a la Juventud Guevarista. También comentó que en la escuela existía una gran variedad de organizaciones políticas que convivían entre el alumnado. 

Lascano comenta que el colegio, adecuado a la época, promovía la formación de líderes sociales por lo que las actividades se orientaban a sacar de cada alumno “ese empuje hacia lo social e, indirectamente, a lo político, formando las clases dirigentes del día de mañana”.

“Por eso la organización madre donde convergíamos todos los estudiantes fue el centro de estudiantes. (…) Yo era amigo personal de Claudio Román, compartíamos las horas del colegio, recreo, actividades. Nos hacíamos la chupina para ir a jugar al billar y compartir la militancia en la UES”, señaló. 

En 1975 hubo un cambio radical en el colegio Manuel Belgrano. Bajo la intervención de Tránsito Rigatuso, algunos celadores fueron señalados como integrantes de la Triple A.

Por último, caracterizó el cambio radical que se sucede en el colegio Manuel Belgrano antes del golpe de Estado, donde se designa como interventor al tristemente célebre Tránsito Rigatuso. “En el 75 hubo un cambio radical bajo la dirección de Rigatuso con celadores que eran señalados como integrantes de la Triple A (la Alianza Anticomunista Argentina, grupo paramilitar con apoyo de las fuerzas armadas)”, denunció. 

Finalizados los testimonios el tribunal pasó a un cuarto intermedio por una semana. El inicio de la próxima audiencia está previsto para el 14 de octubre a las 10:00 hs.

 

Para ver la quinta audiencia y el resto del juicio, podés acceder al canal de YouTube del Tribunal Oral Criminal Federal Nro1.