La impunidad biológica es otra de las luchas que enfrentan estos procesos históricos, la de juzgar a tiempo y en vida a los autores de los hechos sucedidos hace más de 40 años. La mayoría de los acusados cumple prisión domiciliaria por condenas anteriores, sólo cuatro cumplen cárcel efectiva.
El fallecimiento de Herrera, pone en tensión la urgente necesidad de que el Poder Judicial actúe con celeridad en las causas que se están investigando y llevando a cabo. Las sentencias deben ser reparadoras para las familias que durante tantos años siguen esperando justicia.
Las múltiples condenas de Herrera
El genocida José Hugo Herrera murió en su casa el pasado 14 de enero a causa de problemas de salud. Actualmente se encontraba cumpliendo su condena con el beneficio de la prisión domiciliaria.
Se desempeñó como Sargento primero y luego como sargento ayudante, en el Destacamento de Inteligencia 141 en el Grupo Operaciones Especiales y desde febrero de 1977 como encargado de la 2º Sección Ejecución.
Dentro del Grupo de Operaciones Especiales fue el encargado de materializar las órdenes por parte de la cabeza del Tercer Cuerpo del Ejército, Luciano Benjamín Menéndez, y el resto de la cadena de mandos.
Su participación fue juzgada y probada en distintos procesos judiciales como Causa Vergez, Barreiro, Acosta y Maffei, Bruno-Laborda-López, Manzanelli, Quijano, Cecchi, Romero, megacausa La Perla y la actual Diedrichs-Herrera.

Fue condenado a prisión perpetua en como co autor de los delitos de Privación Ilegítima de la Libertad Agravada, Imposición de Tormentos Agravados, Homicidio Calificado, y Sustracción de Menores.
Herrera, pertenecía al grupo de funcionarios públicos dependientes del Destacamento de Inteligencia 141 encargado de las misiones criminales calificadas como “especiales”, que consistían en la obtención de información para la realización de las tareas de Inteligencia.
Testimonios del horror
Durante la Megacausa La Perla, el testigo Piero Di Monte señaló que Herrera se desempeñaba en el grupo de interrogadores del Grupo de Operaciones Especiales de La Perla, bajo las órdenes de Ernesto Barreiro.
Entre las tareas que llevaban a cabo se concretaba en allanamientos ilegales, secuestros de personas, robo de bienes, obtención de documentación, traslados de los detenidos a campos de concentración, entre ellos La Ribera y La Perla.
La testigo Liliana Callizo, describió el accionar atormentador de este imputado y su predilección por violar a las detenidas.
Además, este grupo de “operaciones especiales” participaba en las decisiones del destino final de las víctimas que podían ser la legalización, la liberación o en la mayoría de los casos su asesinato y el ocultamiento de sus restos mortales.
Fueron muchos los testigos que denunciaron la tortura sufrida en este tipo de interrogatorios que buscaban obtener información clave para desatar el siniestro plan de aniquilamiento y desaparición de personas en la Argentina.